Ser familia es un regalo. Cada día aprendemos a amarnos,  a querernos un poco más, a entretejer relaciones de cariño, confianza y amistad. Juntas la vida, compartiendo luchas y esperanzas, creando hogar especialmente con las mujeres y los niños con los que compartimos vida.

Somos familia de Dios, de los que no la tienen, de los que no cuentan.

Todos juntos, hermanas de comunidad, las mujeres con sus niños, los amigos voluntarios y profesionales sentimos la alegría de pertenecer a Villa Teresita y vivir este Carisma en la Iglesia como don, siendo testigos privilegiados de Su Amor, del Evangelio vivo en medio de los más pobres.

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