“Yo te bendigo Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños” (Lc 10, 21)

«Somos llamadas a vivir de Él, a buscarle y amarle en todo, con una vida de intensa oración»
Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra (Lc 1, 26 – 56)
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Noticia (Lc 4, 18-19)
Desde la oración comunitaria de la mañana somos ungidas por el Espíritu y renovadas en Su Amor para anunciar la alegría y la esperanza del Evangelio entre los pobres, para abrir cauces de liberación en medio de ellos, ayudándoles a salir de la esclavitud y opresión, especialmente junto a las mujeres víctimas de explotación y trata.
Yo soy el Buen pastor, el buen Pastor da la vida por sus ovejas (Jn 10, 11)
Como Jesús Buen Pastor, enviadas por El, salimos al encuentro en las calles, prisiones, hospitales, barrios marginales, contextos de prostitución… allí donde está la humanidad herida y abandonada, para que puedan experimentar que un Amor les busca.
Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis (Mt 25, 31 – 46)
Durante todo el día hemos estado en contacto directo con el cuerpo de Jesús. Llamadas a tocar y abrazar con ternura el cuerpo herido y sufriente de Cristo, allí donde están nuestras hermanas más olvidadas y desfavorecidas, en las que Él está y nos espera.
Con Jesús nos adentramos en Su misión redentora, allí donde la vida está amenazada atrapada en redes de muerte. Unidas a Su cruz, cargamos con el peso del dolor, la injusticia, dejando que Su Vida y Su Amor siempre más fuerte nos transformen en cauces de Su Resurrección.

«Se llaman Joy, Rose, Pepe, Felicia, Eva… de sus manos nos adentramos en el corazón de Dios,
en el Reino que se revela a los humildes«
Él ha dicho “nunca te dejaré, nunca te abandonaré” (Eva)
“Las cosas están mal, pero Dios nunca abandona a los suyos” (Joy)
Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha y lo libra de sus angustias, Joy dice estas palabras a media noche, ejerciendo la prostitución en un inhóspito polígono industrial. Lleva ya cuatro años en la calle, su jefa no le deja ir a la casa antes de las cinco de la madrugada, haga el frío que haga y, si no lleva los 300 euros mínimos que tiene que “hacerse” cada noche, sabe la paliza que le espera, pero ella sabe que un día su deuda acabará y podrá ser libre.

«Vivimos la espiritualidad de la pequeñez y la confianza «
De la mano de Santa Teresita del niño Jesús y de tantos pequeños somos llevadas a vivir el Evangelio con sencillez por el camino del amor y la infancia espiritual.
Su caminito nos invita a vivir con alegría el hoy, sabiéndonos pequeñas y humildes en brazos de Dios, confiando en Él, hasta la audacia.
Nos conduce a lo esencial: vivir de Amor, vivir amando. Sólo el amor y nada más que el amor.